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Acompañando a los padres con hijos adolescentes
Aprender a llorar, enseñar a deshagoarse
Adolescencia

Enséñale a llorar a tu adolescente

Aprender a llorar, enseñar a deshagoarse

Llorar para no hundirse en la mar de sentimientos…

Imagina que tu familia es un barco que se encuentra a la deriva en el mar, todos están flotando como pueden. Lo que los otros ven de tu familia, es solo la fachada, las banderas, el exterior. Pero pocos conocen lo que en realidad sucede en sus entrañas, en los camarotes. Sólo unos pocos amigos y la  familia conocen la intimidad de tu barco.

La vida, a veces trae sucesos dolorosos, como la muerte de un  miembro de la tripulación del barco. Quizá alguien importante como un abuelo o un hermano. Entonces la familia entra en crisis, quizá algunos lo sospechen cuando se enteren pero en realidad no logran entender lo que verdaderamente les pasa, ya que solo ven la fachada. Muchas veces los adolescentes tienen pánico de mostrar su interior porque al conocer sólo la  fachada, no han aprendido a navegar en su interior. 

En la adolescencia, la muerte de un ser querido es como el agua del mar entrando por los agujeros de un barco. Algunos adolescentes suelen intentar hacerse fuertes, pero el agua sigue subiendo hasta que les llega al cuello. En el seno de una familia todos actúan diferente cuando el agua sube, al enfrentarse a este poderoso sentimiento y al sentirse inundados por la tragedia.

Hace poco me preguntaba una jovencita cómo superar la muerte de un ser amado, ya que se sentía inundada de dolor, tristeza, de miedo. Le dolía la cabeza todo el día y no podía concentrarse. No hay fórmulas, pero un primer paso importante es impedir que el agua le llegue hasta el cuello. Si las familias son como los barcos, la muerte es la amenaza que puede inundarlos, ya que esta genera agujeros y vacíos por la pérdida.

Llorar es la única manera de sacar el agua del barco, cada uno a su manera, en su propio espacio. Hay que llorar para no inundarse ya que hay quienes fingen que no pasa nada. Entonces les llega el agua hasta el cuello y terminan ahogándose. Llorar sería aceptar que el barco se está hundiendo. Al llorar empiezas a hacer algo para evitarlo. El llorar no sólo es expresarse, va más allá, llorar oxigena, limpia.

Has escuchado cuando un adolescente dice: “me siento desahogado”. Si lo ha dicho es porque ha permitido que el dolor lo ahogue. Eso sería como tener el agua hasta el cuello, con lágrimas estancadas en la garganta que impiden que el adolescente pueda seguir viviendo.

Si tu adolescente está enfrentando una pérdida significativa, como padre no te hagas el fuerte. Cuando un hijo ve que su padre llora, no está viendo a alguien débil, está aprendiendo a moverse para sacar el agua del barco. Esa agua que puede llegarle hasta el cuello para luego inundarlo.  La lección que aprende es que el  llorar va más allá de ser frágil. Cuando tu hijo te ve llorar descubre el secreto para no morirse ahogado en sus propios sentimientos, aprende a desahogarse. Cuando esté preparado, el barco ya no será el mismo, pero seguirá a flote. Será más maduro, valorará más a las personas, podrá amar más, y todo eso cambiará su vida.

Si no sabes qué hacer para ayudarlo, tan solo ayúdale a llorar, muéstrale cómo se hace cuando tú tienes perdidas. Ya no vivimos en el tiempo donde los padres eran inexpresivos y fríos, ahora los adolescentes necesitan padres involucrados y  capaces de llorar.

Maestro Uziel Morales Amaya
Maestro en Psicoanálisis.
Maestro en Psicoterapia, niños y adolescentes.
Conferencista.
Correo: uziel_moam@hotmail.com

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