El cambio está en mí
El cambio está en mí
Estoy cansada de ver en las calles tanta basura, no soporto ver cómo las personas no respetan las leyes de tránsito, me enoja que ocupen los lugares para personas con discapacidad… éstas y muchas cosas más me molestan mucho que ocurran en mi ciudad y en mi país.
Teniendo estos pensamientos y a punto de enojarme me detuve a pensar: ¿qué hago yo? ¿cómo ayudo a las personas que están a mi alrededor para hacer un cambio con las situaciones que ocurren y nos molestan a todos?
“No es mi culpa”, “Eso le corresponde a otra persona”, “Esto no me toca”, o la típica frase: “Mientras a mí no me afecte, no me importa lo que pase”. Éstas y muchas otras frases solemos utilizar para evitar ejercer nuestra responsabilidad como ciudadanos y padres de familia encargados de la educación de nuestros hijos adolescentes, con quienes tenemos el compromiso de formarlos para que sean seres humanos y ciudadanos ejemplares.
Muchas veces se puede pensar que el quejarse de todo ayuda en algo. Pero no hay nada más alejado de la realidad. Si solo nos quejamos pero no hacemos nada para lograr un cambio, nos agobiamos y simplemente nos quejamos más.
Te invito a hacer esta reflexión:
Si en lugar de quejarnos ¿hacemos un cambio? ¿Si buscamos una solución?
- Hagamos conciencia de los que nos molesta.
- Pensemos qué podemos hacer cada uno.
- Seamos modelos a seguir para nuestros hijos adolescentes. Que ellos vean que si nosotros nos quejamos de algo, nosotros mismos podemos hacer el cambio. Así ellos seguramente podrán replicar en el futuro esos cambios en su vida.
Muchas veces nosotros como padres les pedimos que modifiquen algo en su comportamiento, ¿no crees que si nos ven haciendo cambios será mas fácil que hagan algo al respecto?
La frase: “El que no hace nada pierde el derecho a quejarse” es muy clara, si no hacemos nada para lograr un cambio, entonces no podemos quejarnos.