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Acompañando a los padres con hijos adolescentes
Comunidad

Resolviendo los problemas de fondo con los adolescentes

Erase una vez… la familia de los pies mojados

Recientemente me preguntaba: ¿Por qué es tan difícil la etapa de la adolescencia?¿Cuál es la causa de tanto malestar? Recordé una frase que tenía mucho sentido: “en una familia lo que le pasa a un miembro, en realidad le pasa a todos”. Esto me hizo pensar de inmediato en una situación muy peculiar que me permitió entender cómo se van gestando las cosas para que lleguen a convertirse en un problema realmente serio, y quiero contarte una pequeña historia que te puede servir de alerta o de prevención.

Todo empieza con una familia que conocí hace tiempo, recuerdo que vivían cerca de nuestra casa. Desde niño me llamaba la atención que en su casa siempre había una fuga de agua. Desde el portón se apreciaba ese chorrito de agua en su banqueta, a veces charcos, pero siempre había agua tirándose. Con el tiempo se volvió parte del hogar al igual que los árboles y el decorado exterior. El pasar por ahí y ver como se mojaban los pies al pasar era ya una escena común. Algunos vecinos hacían lo posible por ayudarles, pero les decían que las tuberías tenían una falla y que era muy cara la reparación. Cada vez que salían de su casa dejaban un rastro de agua con las llantas del coche o con las bicicletas. Nosotros sabíamos que habían estado ahí, solo por las huellas del agua. Para ellos era algo familiar, y para los demás se volvió costumbre. A ellos les decíamos “la familia con los pies mojados”.

Era recurrente que la familia llamara a diferentes fontaneros. De hecho intentaron de todo, incluso una vez vino un sacerdote a bendecir la casa. En verdad se esforzaban por resolver la situación, era evidente su vergüenza. Algunos les daban soluciones rápidas y temporales y se quedaban tranquilos por un tiempo, luego volvía el problema. Un día los vecinos reunieron fondos para llevar a un especialista quien les dijo algo que no olvidaré: “si quieren dejar de andar con los pies mojados, deben resolver el problema de fondo, de lo contrario, un día van a tener el agua hasta el cuello”. Decidieron continuar con su estilo de vida y no reparar la falla estructural, porque era costosa. Con el paso del tiempo esa familia se separó, se supo que lo hijos habían caído en adicciones, y se especulaba de que habían quedado en quiebra; hasta aquí la historia.

Nunca he olvidado esas palabras; “si quieren dejar de andar con los pies mojados, deben resolver el problema de fondo, de lo contrario, un día van a tener el agua hasta el cuello”. Eran una familia con pies mojados y con riesgo de que el agua les llegara hasta el cuello. De niño me cuestionaba por que habían dejado crecer el problema. Ahora entiendo que esas situaciones que ocurren en las familias y que dejamos que sigan su curso, son fallas en la estructura, en las tuberías del hogar, es decir en la relación.

El agua en los pies simboliza un problema que no es grave, solo incómodo para uno mismo y para los otros, pero que permite continuar la vida como siempre. Esto significa que algo está estancado en la familia y que hay una falla en las tuberías del hogar. Es posible que existan conflictos en la pareja. Si los hijos tienen un mal comportamiento, entonces hay que preguntarse cómo está la pareja, cómo está la estructura del hogar. Debemos actuar  partiendo de ahí, no sólo abordando los problemas con los hijos. Con frecuencia podremos encontrar que existen problemas de comunicación entre la pareja, falta de respeto por sus opiniones, machismo, suegras intrusas, y hasta disfuncionalidad en la sexualidad de la pareja. Lo que ocurre es que se altera base estructural del hogar llamada pareja.

Una situación estancada es olorosa, o más bien apesta. A veces llega al punto en el cual otras familias toman distancia, no por exclusión, sino porque la familia con pies mojados niega que tiene el agua en sus pies. Todos la pueden ver y oler, algunas la pisan y por eso evitan a toda costa mojarse los pies. Como no es realmente grave, la familia termina por acostumbrarse. Muchas veces se quejan de estar “etiquetados” por los demás, casi como en “Malcolm, el de en medio” (Serie de televisión sobre una familia disfuncional). Si viste la serie entenderás a que me refiero. Para ellos, los otros son el problema, ellos están bien, “solo son diferentes”. Se escudan en la indiferencia y desarrollan un gran muro de evasión a la realidad, ponen en el centro el dolor por las críticas de los demás.

En verdad se esfuerzan en resolver la situación estancada porque no son ciegos, saben que existe y les incomoda, pero buscan soluciones temporales o milagrosas. Se acostumbraron a vivir determinada situación que se volvió normal, tomando salidas fáciles, soluciones del momento, “mexicanadas” como dicen a veces. Eso ayuda temporalmente, pero el problema de fondo mientras no se trate sigue creciendo. Así como arreglamos una fuga de agua con un invento mexicano y temporal, en ocasiones lo hacemos con la familia, “una mexicanada”, hasta que deja de funcionar y luego resulta más caro.

En una casa las tuberías no se ven, están por dentro, son parte de la estructura. En la pareja los problemas pueden ocultarse temporalmente, pero con el tiempo empiezan a apestar y todos se ven afectados por ello. Hay algo oculto en esa pareja, profundamente sepultado, pero que está lastimando los cimientos del hogar. Es como ese chorro de agua donde todos andan con los pies mojados. En este caso son emociones tóxicas, y todos están contaminados.

Las situaciones estancadas provocan enojo, frustración e impotencia. Así es vivir con un problema estancado en la familia. Pueden vivir con ello, pero cada vez navegan menos. Con el tiempo empieza a hundirse ese barco, llamado familia. Llega el momento en el cual el agua les llega hasta el cuello, se quedan sin oxígeno, y luego la familia colapsa.

Llega la adolescencia, pero con la agravante “de los pies mojados” son emociones a punto de asfixia. Por ello es imperioso resolver el problema de fondo, no importa el precio, el cansancio o el esfuerzo. Solo así evitaremos que el agua les llegue al cuello. En esta situación una simple falla, un secreto doloroso, un problema que parece menor puede provocar el colapso familiar. Aquí aplica la frase “lo barato sale caro”. Con la familia no se juega, y menos cuando hay hijos adolescentes que generalmente se expresan con acciones y protestas. Muchas veces las adicciones o los embarazos precoces son en realidad acciones de protesta ante una situación estancada que los padres se esfuerzan en ocultar, y vaya que lo he escuchado. Lo que más molesta a un adolescente es que sus padres le mientan o que le oculten la realidad.

Este no es el fin, no nos quedaremos con la sensación catastrófica, existe un modo de atender estas situaciones, y en un próximo artículo abordaremos el tema: “Con el agua hasta el cuello”, donde daremos un ejemplo real que va creciendo y se vuelve un problema grave. Luego hablaremos sobre las acciones que se pueden realizar para resolver el problema de raíz, y así olvidar el agua en los pies. Por ello te digo, continuará…

Gracias.

 

Uziel Morales-Amaya
Maestro en Psicoterapia, niños y adolescentes.
Conferencista.
Correo: uziel_moam@hotmail.com

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