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Acompañando a los padres con hijos adolescentes
Madres solteras en construcción
Familia

Madres solteras en construcción

Madres solteras en construcción

Madres solteras en construcción

¿Cuántas mamás soñaron con las historias de Disney cuando eran niñas? Buscaron a su príncipe, huyeron de una terrible historia familiar en la cual los villanos resultaron ser sus propios familiares. Probablemente esto ocurrió por querer servir y quedar bien con otros, como lo hacía la Cenicienta. Otras buscaron hombres feos que las protegieran como en la Bella y la Bestia. Algunas dejaron las comodidades de su casa para adentrarse en un mundo diferente, el de su príncipe ideal, con complicaciones para su regreso, como lo que le pasó la Sirenita.

Al pasar de los años, este sueño se convirtió en una pesadilla. La Bestia cumplió su función de hombre protector, pero no fue posible convertirlo en aquel galán que alguna vez se soñó. El ser servicial y buscar quedar bien, parecía un camino sin fin. Algunos príncipes azules que una vez colocaron zapatillas a las princesas ya no quisieron estar en los palacios y por ello ya no hubo a quien servir. Por último, el elegir un hombre que no era aceptado por mamá y papá simplemente para huir, resultó ser una palanca para el cambio, pero no una persona para construir una vida.

Podríamos continuar con los desencantos a los que se enfrentan las mamás que viven solas con sus hijos. Sus palacios pulcros se lavan con lágrimas en las noches. Ahora descubren que la Bestia en realidad era su propio padre y/o a veces ellas mismas. El huir de la casa se volvió una costumbre y parecía que el estar sola por las tardes era un espacio vivir su angustia.

Algunas sienten culpa, se autocastigan por ingenuas, por dejarse convencer de promesas que no se iban a cumplir. Por exigir a sus parejas que dijeran lo que querían escuchar sin saber si realmente estaban de acuerdo.

Para que esta historia de “fracaso” del cuento de Disney no ocurra, es importante conocerse bien a sí mismas. Con el enamoramiento muchas veces se ignora que las decisiones en esta etapa pueden traer problemas a futuro. En algunos casos las situaciones que inicialmente parecen terribles, en realidad son los pasos para lograr cambios importantes y necesarios. Por ejemplo: si encuentran hombres protectores que les ayuden a sentirse seguras, se animan a salir de casa. Luego, al estar sin pareja surge la oportunidad de completar el rompecabezas desde sí mismas y a aprender a protegerse y ser más libres.

El riesgo es perder las piezas, o pensar que una sola pieza es todo el rompecabezas. En otras palabras, pensar que sólo el papá de sus hijos es el hombre con el que deberían de estar; o el pensar que no son personas valiosas.

Para trazar mejor el camino deben buscar apoyo en otros adultos, en otras mujeres que les cuenten sus historias y lo que aprendieron de sus errores. Deben buscar hombres que vean sus cualidades y sus fortalezas. Se debe evitar desahogarse sólo con los adolescentes, ellos suelen escuchar pero no pueden entender lo que en realidad te pasa. Probablemente una mujer u hombre maduro puede ser un apoyo más adecuado.

Cuando las mamás solteras con hijos logran entenderse y aceptarse se evita la sensación de culpa al pensar que dejaron sin papá a sus hijos o que los han hecho vivir un conflicto en su niñez. Deben entender que simplemente se trata de una pieza, y que falta seguir armando el rompecabezas. Con ello se previene la actitud de mamá “fracasada” que genera adolescentes demandantes e imposibles de satisfacer.

Al reconocer las piezas que tienen, irán contando su propia historia, sus vidas, necesidades y retos, donde las mujeres tienen voz. Se reconoce la importancia de una pareja y se asume la responsabilidad de una elección. Se aprende que está permitido equivocarse, pero que también se puede retomar el camino.

Para terminar, hay una clave que les recomiendo para armar el rompecabezas. Hay que definir sentimientos, describirlos y procurar tener un diálogo productivo consigo mismas. Deben darse la oportunidad de entender sus propuestas más allá de juzgarse y atacarse a sí mismas. Probablemente la culpa sea una voz que al escucharla detenidamente les quiera decir: date un tiempo, ve la película que te gusta, platica con tus amigas, se honesta con tu cansancio, pide ayuda si la necesitas y recuerda que puedes siempre rehacer tu vida y reinventarte, sólo necesitas decidirlo.

Germán Ríos Morfín
Terapeuta familiar
griosmorfin@gmail.com

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