¡Descubre nuestra nueva imagen!
Acompañando a los padres con hijos adolescentes
Arriba y Abajo, mi visión como adolescente

El adolescente y el deporte

TuAdolescente_banners genericos 2_9

Verán, desde que tengo memoria, he practicado deporte. Cuando era pequeño mi madre me metió a la natación, tenía 3 años de edad. Cuando lo hizo me dijo que en algún momento de mi vida, me salvaría la vida. Y efectivamente 2 años más tarde una persona que me cuidaba en una alberca me descuidó y sólo gracias a lo que había aprendido evité morir ahogado. También fui futbolista, como casi cualquier niño en México. De allí al Tae Kwon Do y aún puedo recordar como hacer las patadas. Lo que ya no conservo es la flexibilidad para hacerlas.

Hay algo que para mí siempre es necesario tener, una espada. Prácticamente nací con una espada de juguete en mi mano. No importa lo que hiciera o a donde fuera, yo siempre debía tener un espada para poder jugar.  Jugaba a que era un Jedi de Star Wars, un Ninja, un Power Ranger, un guerrero del Señor de los Anillos, o de plano un niño con una misión de proteger al mundo del mal con su espada. Yo tenía tanta energía, por ser un niño hiperactivo, que la mejor forma de canalizarlo era a través del deporte. Pero ningún deporte me satisfacía por completo. Llegaron los juegos olímpicos de Atenas 2004. Pasaron un reportaje de un mexicano que participó en los juegos olímpicos. Y siendo el niño curioso que era, le pregunté a mi mamá cuál era ese deporte. Me contestó, esgrima. Pensé dentro de mi, ¡Por fin encontré un deporte en el cual se usan espadas! Al año entrante comencé a entrenar. Llevo 9 años, la mitad de mi vida practicándolo  y no pienso abandonarlo hasta que mi cuerpo ya no pueda más. He logrado obtener casi todos los títulos nacionales y obtuve una medalla de plata en un campeonato Panamericano Infantil. Quizá muchos se preguntarán ¿Cómo has podido aguantar tantos años haciendo el mismo deporte, no te aburres? La verdad es que yo amo mi deporte con una pasión extrema. Al vivir la intensidad de un combate, siento como la adrenalina corre por mi cuerpo, la tensión entre los combatientes en una final, la ferocidad de un contendiente al atacar al otro, la potencia del grito de celebración del último toque en una final. La satisfacción del arduo entrenamiento que ha dado su frutos en la forma de una victoria. Todo eso es simplemente irresistible para mí. Al final todos los atletas buscamos lo mismo, el oro, el 1er lugar, la gloria y satisfacción de estar en lo más alto del podio de triunfadores. La verdad no hay nada que se le compare. Pero como todo anhelo grande, hay un precio que se tiene que pagar. Un sacrificio que muchas veces parecerá demasiado. En mi caso, yo he tenido que dejar mi hogar, familia y amigos para venir a la Ciudad de México, internarme en el CNAR (Centro Nacional de Alto Rendimiento), para ser parte de la selección nacional de esgrima. El vivir fuera de casa siempre suena emocionante pero en realidad no lo es tanto. Eventualmente te pones melancólico y extrañas mucho tu casa y a tu familia. Después de un tiempo fuera de casa ya no te sientes tan mal y formas nuevos lazos con personas que luego se convierten también en familia. El deporte y mi familia son lo único que siempre he tenido y por eso, nunca los pienso abandonar.

 

Juan Unda

Adolescente, deportista

Correo: contacto@tuadolescente.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *