Los tres grandes pasos: 1.- Sostén 2.- Toma distancia 3.- Suelta y confía

Complemento de “Los mensajes para tu adolescente se dan en clave”

Los tres grandes pasos:

1.- Sostén      2.- Toma distancia     3.- Suelta y confía

Hace poco te entregamos un artículo sobre cómo debemos dar los mensajes a los adolescentes: “Los mensajes para tu adolescente se dan en clave”. Por que tú lo pediste, ahora te presentemos ejemplos para consolidar este aprendizaje. Construimos junto a ti, amigo lector, una experiencia que esperamos responda a tu solicitud de ese abordaje práctico que nos faltó en el artículo previo.

Entrando en materia, lo primero que debemos recordar es la manera como aprendemos muchas de las cosas importantes en nuestras vidas. Un ejemplo que me viene a la mente es cuando aprendemos a caminar. Los pasos son generalmente los siguientes: cuando piensas que tu hijo está listo, decides ayudarlo a caminar, comienzas sosteniéndole la mano y así le evitas que se caiga; luego controlas cada paso que da pensando en su seguridad. Al paso del tiempo y en la medida que va adquiriendo experiencia se atreve a dar sus primeros pasos solo. Con frecuencia se cae, pero quiere continuar intentándolo solo. Cuando has llegado a este punto, para avanzar y consolidar la marcha, lo que sigue según los especialistas es: “utilizar un palo o una vara”. Así, literalmente, la mamá lo toma de un extremo convirtiéndose en su vara. La recomendación es que cuando el hijo se vea más apto, la mamá suelte el palo, pero no al hijo. Los niños no se percatan que del otro extremo la mano está suelta, y para cuando lo hacen, entonces se dan cuenta que pueden caminar solos.

Este ejercicio tiene como fin interiorizar la seguridad del acompañamiento de la madre para que se sienta seguro de evitar riesgos. Pero al lograr el objetivo, entonces se debe quitar el apoyo para entrar en una nueva etapa, la de soltar y confiar.  El niño y luego el adolescente empiezan a caminar y explorar el mundo libremente, logrando consolidar cada etapa del ciclo vital. Este fue el mismo proceso que seguiste cuando aprendiste a andar en bicicleta. Recuerda que las primeras salidas con los amigos así fueron, primero aprendiendo a controlar la bicicleta, luego manteniendo cierta distancia, para finalmente decidir soltarte y confiar en las habilidades adquiridas.

Los tres grandes pasos son:

1.- Sostenerse de la mano, cuidar, incluso controlar.

2.- Sostenerse con un apoyo auxiliar (como el palo) pero a distancia.

3.- Soltar y confiar.

La etapa de la adolescencia también implica estos tres pasos para que se logre transitar a la independencia de una manera sana y segura. Desafortunadamente muchas veces nos atoramos en alguno de estos pasos, y es entonces cuando la relación se vuelve conflictiva. A continuación le relataré el caso de una jovencita de quince años que me compartió su experiencia.

Esta era una chica inteligente, disciplinada, deportista, tenía excelentes notas en la escuela y además con buenos amigos, ante los ojos del mundo, una chica sana y alegre. Me confió que estaba muy molesta porque al pedirle su opinión a su mamá sobre tener novio, ni siquiera la escuchó. Dijo que su madre se puso frenética y se atrevió a decir que eso no era bueno, y que además no debía decírselo a su papá porque la iba a regañar. Que no tenía edad para tener novio y que debía seguir concentrada y sin distraerse. Que además era muy joven aún para saber lo que era el amor. Ella se sentía indignada por la desconfianza de su madre y su negativa a escucharla. Por ello, sin el consentimiento de sus padres y basado solamente en su opinión personal, al sentir que su mamá y su papá no comprenderían, decidió tomar sus propias decisiones. Con el tiempo me platicó que tenía un novio por internet, alguien de quien empezaba a enamorarse, y con el cual hablaba mucho.

Lo primero que debemos hacer es escuchar, para entender la inquietud o necesidad de nuestro adolescente. Luego debemos reflexionar acerca de la posición en la cual nos encontramos como padres,  y pensar si estamos agarrando la mano con fuerza para que no se caiga, si estamos a distancia controlando, o si estamos desconfiando. Puede ser útil verlo de esta manera, porque esta adolescente estaba cansada de que no confiaran en ella cuando demostraba claramente que era excelente y responsable en todo. Es decir, estaban en el paso de confiar y soltar, pero había una batalla por ello. Desafortunadamente el mensaje que recibió de su madre fue violento, y claro, inaceptable. Para entregar un mensaje más claro y oportuno lo recomendable es escuchar la demanda, ver el paso en el cual estamos, y entonces debemos dar una opinión, constructiva, no invasiva.

La historia continúa… con el tiempo el novio por internet le pidió una foto y ella se la dio. Después le pidió más, y en ese momento la niña pidió ayuda para ver si enviaba eso que le pedían, decidiendo no hacerlo al ver los riesgos que implicaba. Cuando pudo darse cuenta de las intenciones terminó esta relación. Fue entonces que decidimos invitar a su mamá para platicar sobre esta experiencia. Ella sentía miedo, pero aceptó. Cuando compartimos la vivencia a la mamá a esta se le bajó el azúcar y se puso pálida. No sabía si llorar o regañarla, pero luego hablamos de estos tres pasos, y le mostramos cómo su hija era alguien con deseos y necesidades, pero muy responsable y capaz de identificar el riesgo en la vida, tal como lo hizo en esta ocasión. Su madre se tranquilizó y entonces reconoció su dificultad al soltar y confiar y reconocer que su hija estaba preparada para dar el paso. La niña decidió esperar hasta que estuviera más preparada para tener su primer novio. Así ella y su familia pudieron avanzar esa etapa y vivirla de manera satisfactoria, y después de esta vivencia, recibía con mayor agrado los consejos y mensajes de su madre.

Un adolescente requiere de los tres pasos para avanzar, pero cuando los padres nos quedamos estáticos y no superamos la etapa del control de sus acciones, ellos simplemente se alejan y deciden hacer lo que consideran que es mejor. De allí surge la separación que en la adultez se va a consolidar. Cuando te sugerimos que los mensajes para un adolescente se dan en clave nos referimos a que debes analizar la posición en la cual te encuentras en relación a los tres pasos señalados. Luego observa si tu hijo ya es capaz o si necesita más experiencia, después piensa si puedes acompañarlo a la distancia con guía, y luego nota si ya está listo para soltarlo y confiar. Sobre todo debes de observarte a ti mismo. Debes darte cuenta si eres capaz de soltar y confiar, el último paso del cual te hablamos. Recuerda que la experiencia lograda, provoca que el hijo haya interiorizado el acompañamiento y lo haya transformado en sentimiento de confianza y seguridad.

Los mensajes deben ser cortos, claros y específicos. No imponer lo que crees, ni llenarlo con tus miedos. Los mensajes son en clave porque debes estar pendiente del paso en el cual se encuentra tu adolescente. No debes olvidar que ya te demostraron que son seres inteligentes que han logrado méritos y cosas que te han sorprendido, recuerda cómo caminó y como aprendió a andar en bicicleta. Ahora piensa, ¡claro que puede ser independiente!, ya me lo ha demostrado. La cuestión es que tu tomes el riesgo de soltarlo y confiar, aprender a ver el paso,  y entonces a avanzar.

Uziel Morales-Amaya

Maestro en Psicoterapia, niños y adolescentes.

Conferencista.

Correo: uziel_moam@hotmail.com