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Acompañando a los padres con hijos adolescentes
Comunidad

El adolescente que come por ansiedad

Somos lo que comemos, pero lo que comemos nos puede ayudar a ser  mucho más de lo que somos.

ALICE MAY BROC

El sobrepeso y la obesidad afectan a 7 de cada 10 personas de diferentes regiones y localidades. La OMS calcula que en 2015 hay aproximadamente 2,300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad. Por otra parte México tiene el vergonzoso primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial.

Cuántas veces no hemos dicho que queremos hacer una dieta para adelgazar y no podemos lograrlo, ya que el apetito es mayor a la voluntad. Cuántas veces hemos acudido con uno y otro especialista en nutrición o medicina para lograr esa pérdida de peso, y lo único que conseguimos es subir y bajar de peso en el transcurso de nuestras vidas, sin saber por qué ocurre esto.

El aumento del apetito puede ser síntoma de diferentes enfermedades como: afecciones de las glándulas endocrinas, afecciones mentales, ansiedad, ciertos fármacos, diabetes mellitus, hipoglucemia, hipertiroidismo, etc. Este aumento del apetito puede aparecer y desaparecer dependiendo de la causa que lo origine.

Además de nutrirnos y protegernos contra las enfermedades, la comida nos ayuda a  sentirnos parte de la comunidad, a acercarnos a los demás, así como a representarnos ante los demás. Nos remite a nuestro pasado, tanto reciente como remoto. Nos cura, pero también nos puede enfermar.

El ser humano es quizá la única especie que presumiendo de ser racional y superior a las demás, come cuando no tiene hambre, no come cuando la tiene, come en exceso aunque lo que lo que come le produzca enfermedad o la muerte. A veces come, no para saciar su apetito, sino creyendo que puede satisfacer con ello muchas carencia emocionales.

El comer de más y el sentirse nunca saciado, está relacionado con un vano intento de llenar un vacío sin límites. Un vacío que a veces tiene su origen en experiencias infantiles dañinas, muchas veces relacionadas a la soledad y el abandono. Esto nos lleva  a concluir que“ tu biografía es tu biología”. Es importante detectar e identificar el valor simbólico que le damos a los alimentos, ese valor está en estrecha relación a las creencias adquiridas sobre la comida, por lo tanto es importante evaluarlas y separarnos de aquellas que ya no aportan a nuestro crecimiento y a nuestra salud.

La compulsión por comer representa la desesperación en el nivel emocional y puede presentarse en cualquier momento de nuestra vida, iniciando en la infancia, continuando en la adolescencia y afianzándose en la vida adulta. Comer es una metáfora de la manera como vivimos y como expresamos nuestro amor.

Las personas que padecen la compulsión por comer comentan que la comida es nuestro amor. Comer es la forma de ser amados, y está siempre ahí, la comida esta caliente cuando tenemos frío y fría cuando tenemos calor. En este sentido cuando las madres sobrealimentan a sus adolescentes quizás estén compensando las carencias en la relación con ellos.

Hay que tomar conciencia e identificar qué pensamientos y emociones se manifiestan cuando comemos y debemos reconocer qué ganancias secundarias tenemos con nuestra forma de comer. Por ejemplo: mi mala alimentación es igual a sobrepeso, que es igual a curar y subsanar mi pérdida afectiva por un ser querido. También puede ser una forma de manifestar mi ansiedad o depresión. En el adolescente puede ser una manera de castigar a los padres o de lograr la atención por parte de ellos.

A veces el problema es simplemente la sobrevaloración que tenemos de la comida y el hábito de acompañar en demasía los alimentos con carbohidratos y grasas. Debemos iniciar con nuevos objetivos y cambios, uno a la vez, estableciendo una nueva forma de relación con nuestra alimentación y biología.

Algunos consejos para comenzar tu plan de acción son:

  • No saltarse ninguna de las tres comidas.
  • Pedir ayuda para tratar el problema de la ansiedad.
  • Reducir el consumo de azúcares refinados y aumentar el consumo de proteína.
  • Aumentar el consumo de agua.
  • Hacer ejercicio 5 veces x semana (mínimo 30 minutos de ejercicio aeróbico).
  • Distraer la mente con actividades (mantenerse siempre ocupado).
  • Dejar de comer al momento de sentirse satisfecho sin importar que todavía haya comida en el plato.
  • Masticar suficiente y degustar bien los alimentos (disfruta su sabor).
  • Come en platos pequeños, y escoge colores obscuros en las noches como el color azul, negro o gris. La colorimetría también ayuda a disminuir las porciones y darnos sensación de saciedad. Por las mañanas utiliza vajillas de color brillantes y claras.
  • Nunca comas apresurado, el tiempo que tarda el cerebro en avisar que estas satisfecho es de 20 minutos.

Lo mas importante: ¡INTENTA SIEMPRE SER FELIZ!

 

Dra. María Estrella Calderón Torres
Maestría en salud pública con especialidad en nutrición
Correo: estrellac105@hotmail.com
Teléfonos:  38493774  / 3331499091

Actualmente laboro en el Hospital Real San José en la Clínica de Enfermedades Metabólicas, así como en mi consultorio particular  ubicado en Rubén Darío 1208, Colonia Italia Providencia, Guadalajara, Jalisco.

Annabel Cornejo Ramos
Licenciada en Psicología en la Universidad de Guadalajara
Diplomado en el Desarrollo de la Conciencia
Correo: annabelcornejo61@gmail.com

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